Colaboraciones especiales
Enfermedades raras y Pediatría: una amistad de cine a través de las películas
Autores:
González de Dios Ja, Bermejo Sánchez Eb, García Alix Ac
aServicio de Pediatría. Hospital General Universitario de Alicante. Departamento de Pediatría. Universidad Miguel Hernández. ISABIAL-Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica. Alicante. España.
bInstituto de Investigación de Enfermedades Raras (IIER). Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC). Centro de Investigación sobre Anomalías Congénitas (CIAC). Instituto de Salud Carlos III. Madrid, España.
cInstituto de Recerca Sant Joan de Déu. Servicio de Genética. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona, España.
Correspondencia: J González. Correo electrónico: javier.gonzalezdedios@gmail.com
Referencia para citar este artículo:
González de Dios J, Bermejo Sánchez E, García Alix A. Enfermedades raras y Pediatría: una amistad de cine a través de las películas. Rev Pediatr Aten Primaria. 2019;21:e151-e171..
Publicado en Internet: 16/09/2019
Resumen:
Las enfermedades raras (ER) son muy frecuentes, pues la suma de todas las personas con ER se estima entre el 6 y 8% de la población, de ahí la importancia como problema de interés sanitario y social. Pero uno de los principales retos en el campo de las ER es que estas entidades se hagan visibles. Y un terreno esencial para trabajar por su visualización son los medios de comunicación, siendo el cine un recurso esencial.
El proyecto Cine y Pediatría apuesta por el objetivo de mejorar la humanización de nuestra práctica clínica a través de la prescripción de películas. Y en este artículo adaptamos este objetivo de forma específica a la prescripción de películas en las ER, para conocer y reconocer a nuestros protagonistas y sus diferentes enfermedades de baja prevalencia.
Proponemos diez películas argumentales sobre ER, esenciales para vivir las emociones y reflexiones que nos devuelven sus protagonistas y familias: La parada de los monstruos (Tod Browning, 1932), El aceite de la vida (George Miller, 1992), Máscara (Peter Bogdanovich, 1984), El inolvidable Simon Birch (Mark Steven Johnson, 1998), Gabrielle (Louise Archambault, 2013), Al frente de la clase (Peter Werner, 2008), Medidas extraordinarias (Tom Vaugham, 2010), Cromosoma 5 (María Ripoll, 2013), Línea de meta (Paola García Costas, 2014) y Wonder (Stephen Chbosky, 2017).
Pero también sugerimos otras diez películas relevantes al respecto: El milagro de Anna Sullivan (Arthur Penn, 1962), También los enanos empezaron pequeños (Wernez Herzog, 1970), El hombre elefante (David Lynch, 1980), El protegido (M. Night Shyamalan, 2000), Los otros (Alejandro Amenábar, 2001), Frágiles (Jaume Balagueró, 2005), XXY (Lucía Puenzo, 2007), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008), Insensibles (Juan Carlos Medina, 2012) y Los milagros del cielo (Patricia Riggen, 2016).
La observación narrativa de estas películas argumentales (y también de las relevantes) nos permitirá acercarnos a este apasionante mundo de las ER, pero sobre todo de las extraordinarias personas y familias que hay detrás del frío nombre de cada entidad médica. Y es por ello por lo que lo raro se convierte en extraordinario en el séptimo arte.
Palabras clave: Pediatría. Enfermedades raras. Educación. Cine.
"Cuando tengamos que elegir entre tener razón y ser amables, debemos elegir ser amables”.
Wonder (Stephen Chbosky, 2017)
Se definen como enfermedades raras (ER), también conocidas como enfermedades de baja prevalencia o huérfanas, a un conjunto amplio y variado de trastornos que se caracterizan por afectar cada uno de ellos a un número reducido de individuos en la población, ser crónicos y discapacitantes, contar con una elevada tasa de morbimortalidad, aparecer mayoritariamente en edades tempranas de la vida (3 de cada 4 ER, de ahí la importancia en Pediatría) y para los que los recursos terapéuticos son, en general, escasos y poco eficaces1,2. La Unión Europea define como ER aquella que tiene una prevalencia de menos de 5 casos por 10 000 habitantes (concepto relativo); sin embargo, en EE. UU. se considera como ER aquella para la que se contabilizan menos de 200 000 personas vivas afectadas en un año (concepto absoluto).
Las ER son de gran importancia por, al menos, los siguientes motivos: 1) frecuencias bajas para cada entidad de forma particular; 2) suelen ser patologías crónicas; 3) tasas de mortalidad y morbilidad muy elevadas; 4) con mucha frecuencia producen discapacidad; 5) diagnósticos difíciles y, a veces, inexistentes; 6) pocos tratamientos y poca investigación en muchas entidades. Las ER son un tema difícil para el pediatra (y para otros profesionales), dado que la experiencia es limitada y el conocimiento difícilmente accesible1,2. Y, también, porque los profesionales viven también esa odisea diagnóstica que sufren en primera persona los pacientes y sus familias, quienes sienten la mayoría de las veces la soledad del corredor de fondo... Desde el otro lado de la consulta, los profesionales sentimos a menudo la frustración de no poder ofrecer al paciente y su familia lo que tanto buscan en nosotros, como puente de acceso a tratamientos que, si existen para una enfermedad rara concreta, normalmente no logran curarla.
Por fortuna esta soledad del corredor de fondo en España se intenta no descuidar en un tema tan sensible como las ER y, por ello, la Dirección General de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad y Política Social impulsó la elaboración de la Estrategia en Enfermedades Raras del Sistema Nacional de Salud, que fue aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en 2009, y que se actualizó en 2014. En su elaboración participaron expertos de sociedades médicas científicas, asociaciones de pacientes, representantes de las comunidades autónomas y de los ministerios de Sanidad y Política Social, y de Ciencia e Innovación (según la denominación en aquel momento de estos departamentos ministeriales). Las cuestiones fundamentales que se abordan son los registros y la clasificación de las ER, el diagnóstico precoz, las terapias y la prevención, la atención integral y multidisciplinar (que hace referencia a la necesidad de acreditación de centros, servicios o unidades de referencia), y también se aborda la atención sociosanitaria, el desarrollo de la investigación, la formación del personal sanitario y el desarrollo de sistemas de información. Se intenta cuidar a todos los niveles la ética en la investigación de las enfermedades raras3.
En todo problema de salud es preciso unificar criterios y unir fuerzas. En las ER con más motivo, máxime en un país como España con un sistema de salud gestionado por 17 sistemas regionales de salud, para que las cuestiones que interesan e importan a los pacientes puedan ir recibiendo respuestas que atiendan sus necesidades de hoy y del futuro. Toda información de calidad es bienvenida y algunos ejemplos presentes en España de interés para profesionales y para pacientes y familias son:
Porque, aunque individualmente cada ER afecte a muy pocas personas, la suma de todas las personas con ER se estima entre el 6 y 8% de la población, de ahí la importancia como problema de interés médico y social. Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de 500 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de ER y otros tantos pudieran estar sufriéndolo sin saberlo2.
Es decir, de forma individual son poco prevalentes, pero sumando todas las ER se constituye en una parte importante de nuestra práctica clínica como sanitarios (pero sobre todo como pediatras, pues recordemos de nuevo que tres de cada cuatro ER tienen como protagonistas la infancia y adolescencia): en España se estima que afectan a tres millones de personas. Es decir, si sumamos la prevalencia de todas ellas se establece que una de cada 15 personas puede sufrir una de estas enfermedades a lo largo de su vida. Se estima que existen más de 6000 enfermedades raras, muchas de origen genético y menos de causa ambiental o degenerativa2.
Y, además, las ER son una enfermedad de todos: pacientes, familias y asociaciones, profesionales sanitarios, investigadores, políticos, administraciones y gestores sanitarios… y la propia sociedad. Y todos ellos deben unir fuerzas y fomentar criterios comunes para avanzar en la misma (y correcta) dirección. Y este es el decálogo de prioridades FEDER2,6: 1) plan de implementación de la Estrategia Nacional de ER; 2) garantizar la sostenibilidad del Registro Nacional de ER; 3) promover la formación e información en ER; 4) favorecer la investigación en ER; 5) fortalecer, garantizar y agilizar los centros, servicios y unidades de referencia de ER del Sistema Nacional de Salud; 6) implementar un modelo de asistencia integral en ER; 7) impulsar el acceso equitativo a medicamentos huérfanos y productos sanitarios; 8) fortalecer los servicios sociales; 9) promover la inclusión laboral en ER, y 10) promover la inclusión educativa en ER.
Porque uno de los principales retos en el campo de las ER es que estas entidades se hagan visibles. Y un terreno esencial para trabajar por su visualización son los medios de comunicación. Entre ellos destaca el cine, porque el séptimo arte es arte y es comunicación. Y por ello el proyecto Cine y Pediatría apuesta por el objetivo general de mejorar la humanización de nuestra práctica clínica a través de la prescripción de películas, pero también apuesta por otros objetivos específicos entre lo que incluimos el hacer que todo lo anterior se materialice en diversas entidades pediátricas. Y en este objetivo específico adopta un papel crucial la prescripción de películas en las diferentes ER: recetar películas no solo a pacientes y familias, pero también a profesionales sanitarios, investigadores, políticos y gestores, y a la sociedad en su conjunto. Porque la invisibilidad mata y más en un problema sanitario y social tan sensible como el que estamos tratando.
El cine, con su imagen y sonido, es un despertador de emociones dentro de la cultura del espectáculo y por méritos propios se ha convertido en un recurso útil en el universo de la educación médica. Gracias al cine podemos aprender más (de enfermedades y, sobre todo, de enfermos y sus familias) y enseñar mejor, porque con cine se desarrolla una deliberación narrativa8.
El cine se convierte en un método ideal para mostrar una mirada holística de la salud y enfermedad, y esto es clave en el mundo de las ER. Además, el cine y los cineastas nunca se han ocupado solo de enfermedades, sino siempre de enfermos, de su vida, de su lucha por sobrevivir, de sus circunstancias personales y de la mirada humanitaria e integral, que los sanitarios podemos y debemos utilizar para una labor educativa8. La formación humanística y ética del médico es una necesidad indiscutible y el cine puede contribuir de una forma excelente a la formación cognitiva, emocional-sentimental y moral de las personas mediante la vía de la imaginación.
Tres funciones esenciales cabe atribuir al cine desde el punto de vista de la educación9:
Y estos tres momentos de la educación en el cine –universidad de las emociones en la salud y en la enfermedad–, confluyen con los tres momentos de la experiencia narrativa8,9: prefiguración, configuración y refiguración.
Y es así como el cine puede ayudar a comprender mejor al ser humano, sobre todo desde un plano emocional. Porque el cine, en definitiva, desarrolla la sensibilidad, la capacidad de observación y percepción, la asociación de ideas, reflexiones y nuevas formas de pensamiento, y facilita la exteriorización de los sentimientos. Puede a la vez servir de ayuda para encontrar nuevas formas de interaccionar con los pacientes, para aprender a respetar su autonomía, para pensar críticamente y romper algunos esquemas predeterminados. Puede, por último, ayudar a conseguir una mayor sensibilización social ante la enfermedad, la atención sociosanitaria, el dolor y el duelo (individual, colectivo y social), etc.10. No hay duda de este potencial docente y de humanización del cine si se aplica a las ER.
También el cine se comporta como un magnífico espejo en donde realizar un análisis interno (debilidades y fortalezas) y externo (amenazas y oportunidades) de nuestra profesión como profesionales sanitarios: en el entorno visual que nos proporciona la imagen se puede aprender a reforzar lo positivo y a modificar lo negativo. Digamos que, globalmente, el debate se establecerá entre lo que no se debe hacer en la atención de un paciente y que debemos evitar (actitudes frías y distantes con el paciente, no considerar cada consulta como una consulta sagrada, dar una información técnica y en un lugar inapropiado, etc.) y lo que se debe hacer y debemos potenciar: cuidar el lenguaje verbal y no verbal, trabajar la empatía e implicación, analizar la atención al enfermo y sus familiares, etc. Reconocer (y corregir) lo que no se debe hacer y confirmar (y potenciar) lo que se debe hacer convertirá nuestra práctica clínica en una profesión "de cine".
Casi cualquier patología médica ha tenido su hueco en la gran pantalla. En algunas películas, las enfermedades se utilizan de modo contextual, para dar verosimilitud al argumento; en otras, son el centro del argumento. Según García-Sánchez, coeditor de la revista Medicina y Cine, las películas se pueden clasificar en relación con la medicina en cuatro tipos4:
De una forma general, podemos decir que algunas patologías médicas son especialmente proclives a ser tratadas por el cine (de forma puntual, relevante o argumental) y, entre ellas, destacan las patologías psiquiátricas, infecciosas, oncológicas y, sin duda, las patologías pediátricas. Pues la Pediatría abarca estas otras tres entidades y muchas más, algunas tan propicias para el séptimo arte como es la Pediatría social. Y estas mismas entidades lo han sido en la literatura, de donde parten, por otro lado, algunos de los buenos guiones cinematográficos.
El cine es una oportunidad para hablar con arte, ciencia y conciencia alrededor de la Pediatría y, sobre todo, de los niños y adolescentes y su entorno. Una oportunidad para mejorar la relación profesional con el paciente, para mejorar la humanización y para abrir el debate bioético. En el blog Pediatría basada en pruebas12 hemos podido profundizar sobre un buen número de temas relacionados con enfermedades, patologías o problemas en la infancia y adolescencia. Desde enero de 2010, y de forma ininterrumpida, publicamos todos los sábados una entrada de Cine y Pediatría: ya son casi 500 post y ya se han publicado ocho libros (cada uno de ellos recoge los 52 posts de un año): Cine y Pediatría 113, Cine y Pediatría 214, Cine y Pediatría 315, Cine y Pediatría 416, Cine y Pediatría 517, Cine y Pediatría 618, Cine y Pediatría 719 y Cine y Pediatría 820, con el noveno libro ya escrito y el décimo en marcha.
Y dado que son cientos de películas prescritas, hemos podido recopilar artículos con algunos temas de interés en los que nos hemos atrevido a prescribirlas en distintas entidades, como son esas dos consultas sagradas en Pediatría: el cáncer en la infancia y adolescencia21,22 y el embarazo en adolescentes23,24. También hemos prescrito películas alrededor de la adolescencia, e incluso nos hemos atrevido a reivindicarlo como un nuevo género cinematográfico25. Y hoy llega el momento de hacerlo con las ER, lo cual realizaremos en dos partes:
Proponemos un pequeño viaje por diez protagonistas con ER a través de diez películas argumentales. De cada película ofreceremos una breve ficha de la película y nuestro protagonista, donde destacaremos las emociones y reflexiones que podremos extraer, y desde donde nos regalaran frases de cine para el recuerdo que se derivarían de prescribir esa película.
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Aunque seguro que no están todas las que son, sí esperamos que sean todas las que están en relación con películas sobre ER. En el apartado previo hemos degustado diez películas argumentales, esenciales para sentir la ciencia y conciencia, las emociones y reflexiones, el color y calor del séptimo arte aplicado a las vidas de las personas con ER y sus familias. Ahora os proponemos otras diez películas, sino argumentales al menos sí relevantes sobre este tema y por orden cronológico. Todas se pueden prescribir, en su justa medida.
Una película mítica del séptimo arte donde se nos muestra el peculiar método de enseñanza de Anna Sullivan a la niña sordociega Hellen Keller, posiblemente afecta de un síndrome de Usher. Una historia real donde Hellen Keller llegó a ser muy famosa y creó la Fundación Americana para los Ciegos.
El milagro de la palabra, el milagro del lenguaje, el milagro de enseñar a los sordociegos a salir de ese mundo aislado y casi salvaje en el que vivía Hellen. Porque la carencia de vista y oído se convierte en una cárcel para el ser humano.
Frases: “Todo lo que el hombre piensa, siente y sabe lo expresa con palabras, y ellas disipan las tinieblas… Y yo sé, estoy segura, de que con una palabra conseguiría poner el mundo en tus manos. Y bien sabe Dios que no me conformaré con menos”.
Una de las películas más singulares y extrañas de la filmografía ya complicada de Wernez Herzog, una obra difícil de clasificar y definir, una rareza que para algunos es una joya del cine. Y con unos protagonistas muy particulares, pues todos son enanos acondroplásicos, algunos con otros defectos congénitos asociados, enfrentados a situaciones extrañas, que rayan el absurdo y que conllevan la destrucción de todo lo que les rodea.
Atípica película protagonizada por actores con ER, que incomoda durante su visionado, pero que perdura en el tiempo como una rara reflexión sobre la humanidad.
Frases: “Ya sabes lo de que ‘aquí llevamos una buena vida’. Si no, ¿para qué nos parieron con tanto dolor?”.
David Lynch es un peculiar director, perfecto para adaptar el guion de este peculiar personaje real, John Merrick, afecto de un síndrome de Proteus para algunos, para otros una forma grave de neurofibromatosis. Y para ello, se apoyó en los libros El Hombre Elefante y otras reminiscencias, de Sir Frederick Treves, y El Hombre Elefante: un estudio de la dignidad humana, de Ashley Montagu.
La película es un alegato a la empatía, el compromiso y la amistad entre un doctor y su paciente. Porque el verdadero valor médico de la película va más allá de saber si la afección de Merrick fue una neurofibromatosis o un síndrome de Proteus, mucho más allá. Es un canto a la dignidad humana.
Frases: “¡Yo... yo no soy ningún monstruo, no soy un animal, soy un ser humano! Soy... un hombre”.
El cine de M. Night Shyamalan se construye sobre unas sólidas bases que tienen su sentido en una estética visual y perceptiva transformada, metáforas universales que le han descubierto como uno de los cineastas más sugerentes y visionarios del último cine de Hollywood. Y esta película es un vigoroso y poético thriller entre el mito del arcángel (David Dun, un guardia de seguridad interpretado por Bruce Willis) y del demonio (Elijah Price, un galerista de cómics interpretado por el camaleónico Samuel L. Jackson), prefiguración bíblica del choque entre el héroe y el villano, a nivel de cómics, entre Superman y Lex Luthor.
La osteogénesis imperfecta, la enfermedad de los huesos de cristal, es una ER no ajena al cine. Pero sobre todo es una realidad en nuestra práctica clínica y en las familias que cuidan y protegen a estas personas tan frágiles.
Frases: “Tengo una enfermedad llamada osteogénesis imperfecta. Es una afección genética, no fabrico cierto tipo de proteína y mis huesos tienen muy poca densidad, se rompen fácilmente. He tenido 54 fracturas en mi vida y la mía es la versión más leve de esta enfermedad: el tipo 1. También hay tipo 2, 3 y 4. Los de tipo 4 no duran mucho. Así es como me vino la idea. Si hay alguien igual a mí en el mundo y estoy a un lado del espectro, ¿por qué no puede haber alguien opuesto al otro extremo...? Alguien que no enferme, que no se lesione como los demás y probablemente él no lo sepa. La clase de persona que hay en los cómics. Que fue puesta aquí para proteger a los demás... cuidarlos”.
Una película de intriga y de corte clásico, con pocos protagonistas, un caserón y el excelente trabajo de fotografía. El genio de Amenábar nos adentra en una película del mejor cine inteligente de terror con un “macguffing” alrededor de la enfermedad de los dos hijos, Anne y Nicholas: el posible xeroderma pigmentoso, que se agrava con el contacto de la luz.
Resulta curioso que algunas ER sigan siendo casi elementos conscientes o inconscientes del terror psicológico. Pero los niños y niñas con enfermedades raras no son “los otros”, son los nuestros. Y son mucho más que elementos de ficción, son realidad, y merecen todo nuestro apoyo, así como sus familias.
Frases: “Hay que contener la luz como si fuera agua, abriendo y cerrando las puertas”.
Una película donde la osteogénesis imperfecta tiene un papel central, donde el propio título de la película hace referencia a esta enfermedad de huesos de cristal. En las primeras escenas de la película nos presenta la presencia de varias fracturas espontáneas en un niño, sin traumatismo previo; también se descubre que la misteriosa niña mecánica padecía esta enfermedad y apreciamos distintas manifestaciones de la enfermedad (escleróticas azules, escoliosis, deformidades esqueléticas, etc.) y los distintos tratamientos (rehabilitación, fisioterapia, cirugía) a los que se somete.
Como en Los otros, también en esta película una ER se utiliza como elemento de terror psicológico en el guion, quizás porque se considera que afecta a pacientes únicos, pacientes de cine.
Frases: “No es en dónde murieron o en dónde vivieron, es mucho más sencillo, se quedan en el lugar que aman”.
Una aproximación particular a los trastornos de identidad sexual, a través de esta infrecuente cromosomopatía. Un acercamiento a la problemática de la intersexualidad o hermafroditismo, llamado así por el nombre de un dios y una diosa griegos, Hermes y Afrodita. Hermes era el dios de la sexualidad masculina y Afrodita la diosa de la sexualidad, el amor y la belleza femeninas.
El respeto, la ética y el rigor que deben fundamentar la atención de estos pacientes. Tolerancia, comprensión y amor, un camino sin la palabra culpa (porque así deben interpretarse las capacidades diferentes).
Frases: “En la clínica es lo primero que te preguntan, ¿es nena o nene?”.
La historia fue un relato breve escrito en los años veinte del siglo pasado por F. Scott Fitzgerald quien, a su vez, se inspiró en una cita de Mark Twain: “La vida sería infinitamente más alegre si pudiéramos nacer con 80 años y nos acercáramos gradualmente a los 18”. El relato se tituló como El curioso caso de Benjamin Button y fue un capricho de Fitzgerald, una especie de fantasía, y su adaptación a la pantalla se consideró durante mucho tiempo como demasiado ambiciosa. El proyecto permaneció en una especie de limbo durante cuatro décadas hasta que llegó a buen puerto (pero no fue fácil), tras la conjunción de cuatro nombres: el guion de Eric Roth, la dirección de David Fincher, la interpretación de Brad Pitt y la música de Alexander Desplat.
Una película que, más allá de adentrarnos en la progeria como posible enfermedad de nuestro protagonista, es toda una enseñanza sobre la vida en una película que comienza con el final y termina por el principio.
Frases: “No sé si es importante, pero nunca es demasiado tarde para ser quienes queremos ser. No hay límite en el tiempo, puedes empezar cuando quieras. Puedes cambiar o seguir siendo el mismo. No hay reglas para tal cosa. Podemos aprovechar oportunidades o echar todo a perder. Espero que hagas lo mejor. Espero que veas cosas que te asombren. Espero que sientas cosas que nunca sentiste antes. Espero que conozcas a gente con un punto de vista diferente. Espero que vivas una vida de la que estés orgullosa. Y si te das cuenta de que no es así, espero que tengas el valor de empezar de cero”.
Una película ambientada alrededor de la Guerra Civil Española y que, apoyada en una enfermedad rara (la insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis) como ámbito propicio para el relato fantástico o el cuento gótico de terror, fundamenta su argumento en el valor de la paternidad.
Quizás Insensibles se comporta como una metáfora y como un símil a la memoria histórica de cómo la insensibilidad física o moral puede conducir a la creación de monstruos.
Frases: “Estos niños no saben lo que es el dolor… Estos niños son un peligro para los demás”.
Película basada en la historia real de Christy Beam, madre de la protagonista de Miracles from Heaven: a little girl and her amazing story of healing. Annabel Beam tenía solo cuatro años cuando empezó a padecer crisis de dolor intestinal y otros problemas digestivos. Se barajaron múltiples diagnósticos, hasta que un gastroenterólogo pediátrico del Boston Children’s Hospital, el doctor Samuel Nurko, diagnosticó dos dolorosos trastornos digestivos, incurables y potencialmente mortales: pseudoobstrucción intestinal crónica y trastorno de hipomotilidad antral. Pero a los ocho años algo inesperado ocurrió: un accidente que se convirtió en un milagro.
No es una gran película desde el punto de vista cinematográfico, pero atesora diferentes aspectos positivos, como es el de ayudarnos a apreciar todos y cada uno de los pequeños milagros en nuestra vida diaria, tales como la salud y el amor de nuestros seres queridos o el de entender por qué la fe también forma parte del proceso curativo y del duelo frente a la enfermedad.
Frases: “Albert Einstein dijo que hay dos formas de vivir la vida: una es como si nada fuera un milagro y la otra es como si todo fuera un milagro... Soy la primera en decir que no vivía mi vida como si todo fuera un milagro, hay mucho que no vi. Hay milagros en todas partes, hay milagros en la bondad. A veces aparecen de las formas más extrañas a través de personas que solo se atraviesan en nuestro camino, y de amigos queridos que nos apoyan pase lo que pase. Los milagros son amor, los milagros son Dios y Dios es perdón... los milagros son la forma en la que Dios nos hace saber que está aquí”.
En este artículo hemos presentado un ramillete de 20 películas (y a buen seguro que otras muchas se han quedado en el tintero) que sirven de ejemplo para mostrarnos 20 historias de cine sobre diferentes protagonistas con ER. Historias extraordinarias que saltan a la gran pantalla para devolvernos diferentes visiones de la realidad sanitaria, personal y social del mundo de estas entidades.
Películas que hacen visibles estas ER y las problemáticas que las acompañan46. Y para ello basta recordar la reciente película documental de Isabel Gemio, una obra coral del año 2018 por título, precisamente, Jóvenes invisibles47, donde se nos presenta siete historias: Gustavo, 21 años, afecto de distrofia muscular de Duchenne; Marcelo, 20 años, con neuropatía óptica de Leber; Antía, 25 años, y su hermana Regina, 22 años, ambas con ictiosis lamelar; Cristina, 22 años, afecta de neuropatía motora multifocal con bloqueos de conducción; Mikel, 19 años, presenta una atrofia motora espinal tipo II, y Noah, 19 años, padece cinco enfermedades raras. Siete historias para que la sociedad reaccione a no ignorarlas, en esta película sobre el amor, la esperanza, el valor, la alegría y el aprendizaje… una película de héroes que no quieren ser anónimos.
Y por ello os animamos a prescribir estas películas (especialmente las argumentales) a vuestros alumnos, residentes en formación, compañeros de profesión (con los centros sanitarios y centros educativos como objetivo principal), y también a pacientes y familiares. La observación narrativa de algunas películas argumentales nos permitirá, a través de la prefiguración (el antes de ver la película), configuración (el durante de ver la película) y refiguración (el después de ver la película), acercarnos a este apasionante mundo de las ER, pero sobre todo de las extraordinarias personas y familias que hay detrás del frío nombre de cada entidad médica.
Ahora bien, prescribir es un acto muy serio. Y también lo es el hecho de prescribir películas, pues hay que elegir bien el mensaje, el receptor y el momento. Ya que una película que puede ser muy beneficiosa para un residente en formación, podría no serlo (y todo lo contrario) para un paciente o familiar, dependiendo del momento en que se encuentre. Sea como sea, seguimos reivindicando que hay que ver el cine como una oportunidad para la docencia y la humanización en la práctica clínica. Porque algo así es el proyecto Cine y Pediatría.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
ECEMC: Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas · ER: enfermedades raras · FEDER: Federación Española de Enfermedades Raras.
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